¿Es el profeta Isaías?

Durante unas excavaciones llevadas a cabo en Jerusalén, en Ofel, en 2018, se encontró una impresión de un sello sobre arcilla, fechado entre los siglos IX y VII a.C. En el centro aparece el nombre YESHA’YAHU, según Isaías. ¿Se trata del gran profeta Isaías?

El problema para identificar al propietario del sello es que la parte superior de la bulla está dañada, como puede verse en la foto. Falta el registro superior, pero se ven algunos trozos de letra. Los arqueólogos creen que se trata de las patas de un animal, una cierva, mencionado en Isaías (Is 11:6, 13:14 y 35:6).

Impresión del sello de Isaías sobre arcilla

Basado en una foto de Ouria Tadmor, Eilat Mazar.

El nombre de Isaías aparece en el registro central, que reza: leYesha’yah[u]. La última letra está entre corchetes porque falta en la bulla. Si observamos atentamente el contorno de la impronta, veremos que su contenido está delimitado en la parte inferior derecha por una línea doble. Si completamos este contorno, obtenemos un óvalo y queda espacio suficiente a la izquierda para reconstituir la letra que falta para completar el nombre de Isaías.

Pero Yesha’yahu (Isaías – יְשַׁעְיָהוּ) era un nombre bastante común en el siglo VIII. Por tanto, debemos proseguir nuestro análisis. En el registro inferior, tres letras son fácilmente identificables: nvy. La investigadora de la Universidad Hebrea de Jerusalén plantea la hipótesis de que falta otra letra en la parte dañada de la última línea, lo que permitiría reconstruir la palabra nvy’, que significa «profeta». Sugiere que la inscripción diga lo siguiente [Perteneciente] a Isaías, [el] profeta.

Sin embargo, existen varios obstáculos para esta lectura. Christopher Rollstone, profesor de Lenguas Semíticas de la Universidad George Washington, señala que la ausencia del aleph al final de la palabra profeta es un obstáculo importante para identificar al propietario del sello. Las tres letras nvy se encuentran en otros sellos e indican un apellido. El otro problema es que la palabra profeta en hebreo suele ir precedida de un artículo definido, otra letra que falta en el sello.

¿Quién era el profeta Isaías?

La época del profeta Isaías fue un período de gran incertidumbre para Judá. El profeta Isaías ejerció su ministerio entre los años 740 y 701 aproximadamente, es decir, durante unos cuarenta años, sobre todo en tiempos de los reyes Acaz y Ezequías, como indican varias entradas del libro de Isaías:

Visión de Isaías, hijo de Amoz: lo que vio sobre Judá y Jerusalén en tiempos de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. (Is 1,1)

Isaías vivía en Jerusalén. Aunque su mensaje discrepaba a menudo de la política real, no debe considerársele como un forastero que gritaba su oposición a un poder en desgracia. De hecho, Isaías era un hombre cercano a la corte, influyente y escuchado.

Una parte importante de su mensaje se refiere a cuestiones políticas. Cuando, entre 734 y 732, Isaías declaró al rey Acaz «Si no confías, no podrás resistir» (Is 7,9) No le invitaba a relajarse, sino que le instaba a tomar una decisión concreta. Tener confianza y mantenerse firme es resistir la presión de la coalición israelita y damascena.

«Entonces el Señor dijo a Isaías: ‘Con tu hijo Shear-Yashoub (es decir: Uno-queda-resucitado), ve a buscar a Acaz, al final del canal del embalse superior, en el camino del Campo de Foulon. Le dirás: «Mantén la calma, no temas, no desfallezcas ante estos dos pedazos humeantes de tea, a causa de la ira ardiente del rey de Aram y del rey de Israel. Sí, Aram ha decidido destruirte, junto con Efraín y su rey. Se han dicho a sí mismos: ‘Marchemos contra el reino de Judá para intimidarlo, y lo obligaremos a rendirse; luego haremos rey sobre él al hijo de Tabeel. Así dice el Señor Dios: No sucederá, ni durará, que la capital de Aram sea Damasco, y Recinas el soberano de Damasco; y la capital de Efraín será Samaria, y el hijo de Remalyahu el soberano de Samaria. – Dentro de sesenta y cinco años Efraín, aplastado, dejará de ser un pueblo. Pero si no confías, no resistirás.

(Is 7,3-9)

En los capítulos 28 a 32 de Is, hay un rechazo muy fuerte de las alianzas con Egipto: «La fortaleza del Faraón se convertirá en vuestra vergüenza y el refugio a la sombra de Egipto en vuestra confusión» (Is 30,3).. En aquella época, entre los años 713 y 711, el Imperio asirio llevaba más de diez años a las puertas de Judá, e Isaías rechazó la tentación de buscar apoyo en la antigua gran potencia egipcia.

En 734-732 e incluso en 713-711, no es seguro que Isaías fuera un partidario incondicional del imperio asirio, pero su rechazo a participar en la coalición y a las alianzas egipcias significaba que de facto seguía una política de sumisión a Asiria. Para comprender plenamente la problemática tanto de Isaías como de sus oponentes, debemos recordar que, en la escala de las grandes potencias de la época, el reino de Judea era una entidad minúscula. Desde el punto de vista económico, al rey de Judá le resultaba atractivo no pagar tributo anual a los asirios. Además, en aquella época, la durabilidad de este nuevo imperio asirio distaba mucho de ser evidente, y no había nada absurdo en buscar el apoyo de la antigua potencia dominante, Egipto.

Cuando Ezequías sucedió a su padre Acaz, Isaías continuó su labor como profeta en la corte. Siguió animando al rey de Judá ante la creciente amenaza asiria. Merece especialmente la pena leer los capítulos 36 a 39 del libro de Isaías.

Dans ce cadre, la profonde défiance d’Isaïe à l’égard d’une politique de résistance à la domination assyrienne s’explique certes par des raisons de tactique stratégique mais surtout par un message théologique invitant à la primauté de la confiance en un Dieu qui seul tient en mains le destin de son peuple.

Bibliografía

  • http://www.interbible.org
  • J.-D. Macchi, Curso bíblico por correspondencia. Evangile et culture.