Tras las huellas de San Pablo con las primeras comunidades cristianas

La aventura de San Pablo comenzó en Tarso (actual Turquía), de donde era originario. Después de Capadocia, con sus paisajes lunares y sus iglesias rupestres, nos dirigimos al encuentro de los primeros cristianos, pasando por Iconio, Antioquía de Pisidia y Colosas, habiendo atravesado previamente la región de los grandes lagos, donde se asientan insólitos monasterios e iglesias. Rezamos en el lugar del martirio del apóstol Filipo en Hierápolis y visitamos el templo de Afrodita, después nos dirigimos a Mileto, en la costa occidental, para llegar a Éfeso, donde el apóstol Juan pasó sus últimos años acompañado por la Virgen María. Por último, Estambul, con su Basílica de Santa Sofía, la Mezquita Azul, la Iglesia del Santo Salvador de Chora, con su iconografía de los siglos XIII y XIV, y una magnífica vista del Bósforo.

Tarso
Capadocia
Ihlara
Iconio
Antioquía de Pisidia
Coloso
Laodicea
Hierápolis
Milet
Éfeso
Estambul

Testimonios

«Turquía, tierra de contrastes: después de Estambul, «la perla del Bósforo», ciudad bulliciosa y rica en civilizaciones a las puertas de Oriente, después de Tarso, donde celebramos la Misa de Resurrección, aquí estamos en Capadocia, un panorama surrealista con sus chimeneas de hadas que cambian de color con las horas y sus iglesias rupestres excavadas en la roca por los primeros cristianos. Qué emoción participar en la Eucaristía en estos lugares de las raíces de la fe cristiana, y qué testimonio de fe nos han dejado las dos monjas italianas que proporcionan una presencia cristiana en Iconio.

Alimentados por la lectura de los Hechos de los Apóstoles y, por supuesto, de las cartas de San Pablo a lo largo de la peregrinación, nos sumergimos en la fe de los primeros cristianos. Estamos llamados a profundizar en la Palabra de Jesús y a dar testimonio de ella.

«Mi peregrinación a Turquía tras las huellas de San Pablo fue una experiencia espiritual profunda y enriquecedora. En Tarso, ciudad natal del apóstol, me conmovió pasear por las calles donde creció. Visitar Iconio, ahora Konya, me permitió revivir los tiempos en que Pablo y Bernabé predicaban allí el Evangelio a pesar de la oposición. En Antioquía de Pisidia, medité sobre el primer gran discurso de Pablo, recogido en los Hechos de los Apóstoles. Este viaje me permitió comprender mejor el contexto en el que San Pablo evangelizó y los retos a los que se enfrentaba la Iglesia primitiva. Caminar tras sus huellas hizo que los textos bíblicos fueran más vívidos y concretos. La experiencia ha reavivado mi fe y me ha dado una nueva perspectiva sobre los orígenes de nuestra Iglesia.