Los viajes misioneros de Pablo fueron decisivos en la historia del cristianismo primitivo. A través de estos viajes, Pablo recorrió una vasta parte del Mediterráneo oriental, fundando comunidades, predicando el Evangelio y contribuyendo a la difusión de la fe cristiana. Cada uno de sus tres primeros viajes le permitió reforzar y extender el «camino» cristiano en distintas regiones, mientras que su último viaje, a Roma, marcó su llegada al centro del Imperio, donde continuó su misión hasta su muerte. Estos viajes ilustran su determinación y el alcance de su misión apostólica.
Primer viaje (hacia 46-48 d.C.)
Pablo, acompañado de Bernabé, inició su primer viaje desde Antioquía de Siria. Viajaron a las islas del Egeo, en particular Chipre, y luego continuaron hacia Asia Menor, visitando ciudades como Perge, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Durante esta misión, Pablo predicó en varias sinagogas y estableció las primeras comunidades cristianas. El viaje terminó en Antioquía de Siria.
Segundo viaje (c. 49-52 d.C.)
Pablo inició su segundo viaje desde Antioquía. Decidió volver a visitar las iglesias que había fundado en su primer viaje. Con Silas como compañero, recorrió Cilicia y Frigia, visitando ciudades como Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, antes de pasar a Grecia, donde visitó Filipos, Tesalónica, Berea y Corinto. Estableció congregaciones y consolidó sus iglesias antes de regresar a Antioquía.
Tercer viaje (c. 53-57 d.C.)
Pablo emprendió su tercer viaje desde Antioquía. Viajó a Éfeso, en Asia Menor, donde permaneció varios años, pasando por diversas ciudades, como Mileto, Trezene y Mitilene. También viajó a Macedonia, visitando Filipos, Tesalónica y Berea. Después regresó a Judea, visitando iglesias en Fenicia y Siria, sobre todo Jerusalén, donde se encontró con tensiones crecientes.
Su viaje a Roma (hacia 60-62 d.C.)
Después de que se presentaran cargos contra él, Pablo fue detenido en Jerusalén y luego trasladado a Cesarea. Debido a sus derechos como ciudadano romano, apeló al emperador y fue enviado a Roma para ser juzgado. Su viaje a Roma se desarrolló en varias etapas: embarcó en Cesarea, pasó por Mirra, luego por Malta tras un naufragio, y finalmente llegó a Roma. Viajó en barco a lo largo de la costa mediterránea, visitando diversos puertos de escala. En Roma fue detenido, pero siguió predicando y, según la tradición, murió como mártir hacia finales del siglo I.