El códice Sinaítico, designado por el número 01 o la letra Aleph, data de entre 325 y 360, y fue descubierto en el monasterio de Santa Catalina del Sinaí por un joven investigador alemán llamado Von Tischendorf durante varios viajes a Egipto. Comunicó sus descubrimientos a cada uno de sus mecenas: un tercio del códice a la Universidad de Leipzig y el resto a San Petersburgo. En 1933, las autoridades soviéticas vendieron la mayor parte de las hojas que poseían a Gran Bretaña, que las confió al Museo Británico. Desde 2005, el manuscrito está digitalizado en su totalidad gracias a la colaboración entre las cuatro instituciones que lo conservan: la Biblioteca Británica, la Universidad de Leipzig, el monasterio de Santa Catalina del Sinaí y la Biblioteca Nacional Rusa.
contenido y características
El Sinaítico contiene el texto completo del Nuevo Testamento, pero hay muchas lagunas en el Antiguo Testamento. En particular, el Pentateuco apenas se ha conservado.
Además, el texto se ha reconstruido a menudo, por lo que no refleja el griego más antiguo. Es más, su ortografía es muy descuidada. Parece como si se hubiera escrito al dictado. El manuscrito fue copiado por los monjes del monasterio de Santa Catalina, pero es probable que también proceda de Alejandría.
Los folios son de pergamino de vitela, principalmente de becerro y secundariamente de oveja. La mayoría de los quires tienen cuatro hojas, salvo dos que tienen cinco. Se calcula que se necesitaron unos 360 animales para confeccionar este códice, suponiendo que todos los animales proporcionaran pieles de calidad adecuada. El coste total de este trabajo, incluidas las materias primas, el tiempo de los escribas y la encuadernación, equivale a los ingresos de una persona durante toda una vida de trabajo en aquella época.
El hecho de que algunas partes del códice estén en mejor estado que otras es señal de que se han separado y guardado en lugares distintos.
El Códice Sinaítico tiene características especiales de disposición. Su texto está justificado mediante la técnica de la estricometría, lo que significa que las líneas están alineadas con regularidad. Además, el manuscrito está organizado en columnas, con cuatro columnas por página, lo que demuestra la presentación cuidadosa y estructurada del texto.

Codex Sinaiticus (Gregory-Aland nº א o 01), Dominio público, vía Wikimedia Commons
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Hay consenso en datar el Codex Sinaiticus en el siglo IV. No puede haber sido escrito antes del 325, terminus a quo, porque contiene los cánones de concordancia de Eusebio de Cesarea. Tampoco puede haber sido escrito después de 360, terminus ad quem, debido a las referencias a los Padres de la Iglesia en el margen.
Originalmente, según Constantino von Tischendorf y el propio Eusebio, el Codex Sinaiticus era una de las cincuenta copias de la Biblia griega encargadas por el emperador Constantino I a Eusebio de Cesarea poco después del Concilio de Nicea en 325. Las demás copias han desaparecido o nunca se hicieron. Es posible que el Codex Vaticanus sea otra copia. Pero esta hipótesis sigue siendo objeto de debate.
El descubrimiento
Friedrich Konstantin von Tischendorf nació el 18 de enero de 1815 en Lingenfeld, Sajonia, y murió el 7 de diciembre de 1874 en Leipzig. Se le atribuye el descubrimiento del famoso manuscrito conocido como Códice Sinaítico. Durante sus estudios en la Universidad de Leipzig, comenzó a investigar en profundidad el Nuevo Testamento, tarea que continuó durante toda su vida. En 1844 viajó a Oriente Próximo. Mientras trabajaba en la biblioteca del monasterio de Santa Catalina, en la península del Sinaí, descubrió entre viejos pergaminos algunos de los manuscritos bíblicos más antiguos que había encontrado. En aquel momento, sólo encontró 43 hojas de este manuscrito e hizo una copia. Al regresar a su patria con este precioso documento, su sueño era volver al monasterio de Santa Catalina para buscar otros manuscritos. La copia que trajo se conserva ahora en la Universidad de Leipzig. El manuscrito que descubrió se conoció como el Sinaítico.

http://www.burgmueller.com/tischendorf.html, Dominio público, vía Wikimedia Commons
En 1853, realizó un segundo viaje al Sinaí con la esperanza de descubrir más fragmentos, pero sin éxito. Fue durante un tercer viaje, apoyado por el gobierno ruso en 1859, cuando logró obtener nuevos resultados: varios centenares de hojas adicionales que constituyen la mayor parte del manuscrito tal como lo conocemos hoy. Para salvar este precioso documento, Tischendorf convenció a los monjes del monasterio para que lo copiaran y lo presentaran al zar Alejandro II de Rusia, quien financió el viaje del investigador a cambio de protección para el monasterio. Tras su presentación en Leipzig, el manuscrito se conservó en la Biblioteca Nacional Rusa hasta 1933, cuando el gobierno soviético lo vendió al Museo Británico por 100.000 libras esterlinas. Posteriormente, se descubrieron otras partes del manuscrito en el Monasterio de Santa Catalina.

Foto: E. Pastore