2020 Scripturae Sacrae Affectus

Carta Apostólica del Papa Francisco con motivo del XVI centenario de la muerte de San Jerónimo

Un afecto por la Sagrada Escritura, un amor dulce y ardiente por la Palabra de Dios escrita: éste es el legado que San Jerónimo dejó a la Iglesia con su vida y sus obras.
Las expresiones extraídas de la memoria litúrgica del santo nos ofrecen una clave indispensable para comprender, en este XVI centenario de su muerte, su imponente figura en la historia de la Iglesia y su gran amor a Cristo.
Este amor se subdivide como un río en muchas pequeñas corrientes en su obra de investigador incansable, traductor, exégeta, profundo conocedor y apasionado divulgador de la Sagrada Escritura; de intérprete refinado de los textos bíblicos; de defensor ardiente y a veces impetuoso de la verdad cristiana; de ermitaño ascético intransigente y experimentado guía espiritual, en su generosidad y ternura.
Hoy, mil seiscientos años después, su figura sigue siendo muy relevante para nosotros, los cristianos del siglo XXI.

2019 Aperuit Illis

Motu propio del Papa Francisco para la institución del Domingo de la Palabra de Dios

Por tanto, establezco que el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario se dedique a la celebración, reflexión y proclamación de la Palabra de Dios. Las comunidades encontrarán la manera de vivir este domingo como un día solemne. En cualquier caso, será importante que el texto sagrado se introduzca durante la celebración de la Eucaristía, para que el valor normativo de la Palabra de Dios quede claro para la congregación. En este domingo en particular, será útil subrayar su proclamación y adaptar la homilía para destacar el servicio prestado a la Palabra del Señor.

2019 Biblia y vida

Discurso del Papa Francisco a los participantes en el congreso internacional organizado por la Federación Bíblica Católica

26 de abril de 2019

Biblia y vida: comprometámonos para que estos dos términos se abracen, para que uno nunca quede sin el otro. Quisiera concluir como empecé, con una expresión del apóstol Pablo que, hacia el final de una carta, escribió: «Por último, hermanos, rezad por nosotros». Como él, yo también os pido que recéis. Pero San Pablo precisa el motivo de la oración: «para que la palabra del Señor cumpla su curso» (2 Ts 3,1). Recemos y trabajemos para que la Biblia no se quede en una biblioteca entre los muchos libros que hablan de ella, sino que recorra los caminos del mundo y sea esperada allí donde vive la gente. Espero que seáis buenos portadores de la Palabra, con el mismo entusiasmo que leemos estos días en los relatos de Pascua, en los que todos corren: las mujeres, Pedro, Juan, los dos hombres de Emaús? Corren al encuentro de la Palabra viva y la proclaman.

2019 ¿Qué es el hombre? Un itinerario de antropología bíblica

Comisión Pontificia Bíblica

El punto de partida es muy lejano, pero también se remonta a la cuestión planteada por el Concilio Vaticano II, en particular en la «Gaudium et spes» sobre la relación de la Iglesia en el mundo, donde se plantean preguntas sobre la sociedad y la realidad de la humanidad, y vemos surgir esta pregunta fundamental sobre el sentido de la vida, sobre la historia de la humanidad, sobre lo que es realmente esta criatura de Dios, hecha a su imagen y con -esperamos- un destino maravilloso. Esta antigua pregunta ha adquirido hoy las dimensiones de un interrogatorio muy agudo. Se trata de preguntas sobre el sentido del origen, sobre el modo de actuar del hombre, sobre los valores y el destino que le son propios. El Papa quiso que este tema se abordara desde las Escrituras, que son el fundamento y el alma de toda reflexión cristiana. La pregunta básica es: ¿qué es el hombre? Esta pregunta recorre toda la Biblia como un itinerario. Se necesita una comprensión sabia para captar todos los diferentes aspectos de la dimensión humana, y no centrarse en ninguno en particular. Debemos dejarnos guiar por la Escritura, por sus textos fundadores, que son Génesis 1:3, y luego por el camino de la Biblia, a través de las distintas dimensiones de la sabiduría, la profecía y el Evangelio; la Escritura enseña la verdad sobre el hombre.

El primer capítulo se refiere a la concepción del ser humano como «creado por Dios», con dos componentes: el del polvo, que significa que el hombre está hecho de polvo. Por tanto, tenemos una dimensión de fragilidad y mortalidad inscrita en nuestra propia constitución, pero, al mismo tiempo, con un don espiritual excepcional que se llama el soplo de Dios. El documento se detiene en la forma en que la Escritura habla de estos dos aspectos: la fragilidad del hombre, su debilidad, su miedo a morir. Y luego está su extraordinaria cualidad de persona semejante a Dios, dotada del aliento de Dios, capaz de profecía y sabiduría, y con un principio de inmortalidad en su interior.

El segundo capítulo explora al hombre en relación con la Creación.
El Génesis dice que el hombre es colocado en un jardín.
Así es como abordamos ante todo los temas de la alimentación, porque el jardín es el lugar donde el hombre come.
Incluso en la era de la modernidad, la alimentación es un tema antropológico muy importante, tanto por la falta de alimentos como porque los alimentos actuales se elaboran a partir de componentes de calidad cada vez mejor.
Luego está el tema del trabajo, porque el hombre está colocado en el jardín para trabajar.
¿Qué significa esto?
¿Cuál es el valor del trabajo en la historia de la humanidad?
Por último, se le pone en contacto con los animales y, por tanto, con todo el cuidado de la Creación, como una dimensión de la responsabilidad humana.

El tercer capítulo, el más complejo, se refiere a la realidad de las relaciones antropológicas.
Dios colocó al hombre en el jardín y lo creó varón y hembra, la relación de amor fundamental que existe y de la que nacen los hijos, y por tanto la relación que se establece entre padres e hijos, y luego entre hermanos: la relación fraternal.
Estas tres dimensiones del amor -el amor conyugal, el amor paterno y filial, y el amor fraterno- constituyen, en cierto sentido, el plan de Dios para la humanidad y el reto de la historia para llevarlo a cabo.
Es lógico que en este capítulo haya temas muy importantes, como el matrimonio y la sexualidad, pero también el tema de la guerra, la violencia y el tema de la relación entre padres e hijos, que parece muy problemática hoy en día.

El cuarto capítulo trata del hombre sometido a la Ley, que tiene un deber que cumplir, una obediencia que perseguir.
Muestra cómo la Escritura habla de su fragilidad en su dificultad para obedecer el mandamiento de Dios, con las trágicas consecuencias de la desobediencia que se desarrollan como sequía, muerte y dolor.
¿Cómo interviene Dios en esta historia?
Con su proceso salvífico, de tal modo que da a esta visión de conjunto, a esta parábola de la vida del hombre, un carácter que no es negativo, sino que permite ver en ella el triunfo de la gracia, del perdón y de la salvación.
De este modo, la historia no es la historia de la miseria humana, sino la historia de la gloria de Dios en el hombre.

2014 Inspiración y verdad de la Sagrada Escritura

Comisión Pontificia Bíblica

La vida de la Iglesia se fundamenta en la Palabra de Dios. Se transmite a través de la Sagrada Escritura, es decir, los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Según la fe de la Iglesia, todos estos escritos son inspirados, teniendo a Dios como autor – Dios se ha servido de hombres elegidos por él para escribirlos. En virtud de su inspiración divina, los libros bíblicos comunican la verdad. Su valor para la vida y la misión de la Iglesia está ligado a su inspiración y a su verdad. Los escritos que no proceden de Dios no pueden comunicar la Palabra de Dios, y los escritos que no son verdaderos no pueden fundar ni animar la misión de la Iglesia. Sin embargo, la verdad presente en los textos sagrados no siempre es fácil de reconocer. A veces, al menos aparentemente, existen tensiones entre lo que puede leerse en los relatos bíblicos y los descubrimientos de las ciencias naturales e históricas. Estas últimas parecen contradecir lo que se afirma en los relatos bíblicos y ponen en duda su verdad. Evidentemente, esta situación también tiene implicaciones para la cuestión de la inspiración bíblica: si lo que se comunica en la Biblia no es verdad, ¿cómo puede ser Dios su autor? Con estas preguntas en mente, la Pontificia Comisión Bíblica ha tratado de investigar la relación entre inspiración y verdad, y de descubrir el modo en que los propios escritos bíblicos abordan estos conceptos.

Tras haber tratado el concepto de inspiración según el testimonio de los libros bíblicos, la relación entre Dios y los autores humanos, y la verdad que nos entregan estos escritos, la reflexión de la Comisión Bíblica se centró en ciertas dificultades que plantean un problema desde el punto de vista histórico, ético o social. Para responder a estas dificultades, es necesario leer y comprender adecuadamente los textos que plantean interrogantes, teniendo en cuenta los resultados de la ciencia moderna y, al mismo tiempo, el tema principal de estos textos, es decir, Dios y su plan de salvación. Un enfoque de este tipo demuestra que es posible responder y superar las objeciones que se plantean a la verdad y a la procedencia divinas.

2010 Verbum Domini

Exhortación apostólica postsinodal del Papa Benedicto XVI

El 30 de septiembre de 2010, en memoria de San Jerónimo, Benedicto XVI firmó la Exhortación Verbum Domini sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia.
Según el Papa, este tema es «en cierto sentido, el corazón mismo de la vida cristiana, en continuidad con (…) la Eucaristía» (VD3).
Lo eligió «para un redescubrimiento, en la vida de la Iglesia, de la Palabra divina (…) para que sea cada vez más el corazón de toda la actividad eclesial» (VD1).
«No hay mayor prioridad que ésta: abrir de nuevo a los hombres de hoy el acceso a Dios, al Dios que habla y que nos comunica su amor para que tengamos vida en abundancia». (VD2).

Por eso, al tratarse de una exhortación, el Santo Padre… exhorta: «Exhorto a los pastores de la Iglesia y a los asistentes pastorales a que procuren que todos los fieles sean educados para apreciar el sentido profundo de la Palabra de Dios» (VD52).
Esta Exhortación es fruto del «gran impulso dado por la Constitución dogmática Dei Verbum al redescubrimiento de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia» (VD3).
Por ello, el Papa quiere «renovar la fe de la Iglesia en la Palabra de Dios» (VD27).
Para él, se trata de «intensificar la ‘pastoral bíblica’ no yuxtaponiéndola a otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda pastoral» (VD73).
El objetivo, pues, no es «añadir algunas reuniones en la parroquia o en la diócesis, sino hacer que, en las actividades habituales de las comunidades cristianas, en las parroquias, asociaciones y movimientos, nos tomemos realmente en serio el encuentro personal con Cristo que se nos comunica en su Palabra». ¡Eso sí que es estimularnos y darnos nueva vida!
Y para colmo, en su último libro, Entrevista, publicado esta semana, Benedicto XVI añade que «ahora se trata de mantener viva la Palabra de Dios como palabra decisiva».

Observa que el título dado a la exhortación es también la aclamación litúrgica que sigue a una primera o segunda lectura: «Palabra del Señor (Verbum Domini)».

El Papa ha dividido su exhortación en tres capítulos: la Palabra de Dios, es decir, Cristo mismo; la Palabra en la Iglesia; la Palabra para el mundo.
El plan es, pues, muy claro.
La Palabra es alguien, Cristo; se nos hace familiar en la Iglesia; nos hace misioneros de sí misma, en el mundo.

2008 Biblia y moral. Las raíces bíblicas de la acción cristiana

Comisión Pontificia Bíblica

La aspiración a la felicidad, el deseo de lograr una vida plenamente satisfactoria, siempre ha estado arraigada en lo más profundo del corazón humano.
Alcanzar este deseo depende en gran medida de las acciones del individuo, que están en sintonía con las acciones de los demás, pero a menudo chocan con ellas.
¿Cómo lograr determinar la acción correcta, la acción que conduce a los individuos, a las comunidades y, más globalmente, a las naciones, hacia una vida de éxito o, en otras palabras, hacia la felicidad?
Para los cristianos, la Sagrada Escritura no sólo es la fuente de la revelación y la base de la fe, sino también el punto de referencia ineludible de la moral.
Los cristianos están convencidos de que en la Biblia podemos encontrar indicaciones y normas para actuar correctamente y alcanzar la vida en plenitud.

Hay varias objeciones a esta convicción.
La primera dificultad es el rechazo de las normas, obligaciones y mandamientos, que es instintivo en la persona humana y especialmente fuerte hoy en día.
En la sociedad actual, dos deseos se manifiestan con igual fuerza: el de la felicidad plena y el de la libertad ilimitada, es decir, el deseo de poder actuar según el propio criterio, libre de toda norma.
Para algunas personas, esta libertad sin restricciones es absolutamente esencial para alcanzar la felicidad verdadera y completa.
Según esta mentalidad, la dignidad de la persona humana exigiría que ésta no aceptara ninguna norma que se le impusiera desde el exterior, sino que determinara por sí misma, con total libertad y autonomía, lo que considera justo y válido.
En consecuencia, el conjunto de normas presentes en la Biblia, el desarrollo de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, que interpreta y concreta estas normas, aparecen como obstáculos a la felicidad de los que debemos liberarnos.

Una segunda dificultad tiene que ver con la propia Sagrada Escritura: los escritos bíblicos se escribieron hace al menos mil novecientos años; además, se remontan a épocas remotas en las que las condiciones de vida eran muy distintas de las actuales.
Un gran número de situaciones y problemas actuales se ignoran por completo en los escritos bíblicos y, por tanto, se llega a la conclusión de que es imposible encontrar en ellos respuestas adecuadas a estos problemas.
Como resultado, incluso cuando se reconoce el valor fundamental de la Biblia como texto inspirado y normativo, sigue existiendo una actitud fuertemente escéptica entre algunas personas, que consideran que la Biblia no puede utilizarse para encontrar soluciones a tantos problemas actuales.
La gente de hoy se enfrenta a diario con delicadas cuestiones morales que el desarrollo de las ciencias humanas y la globalización ponen constantemente en primer plano, hasta el punto de que incluso los creyentes convencidos tienen la impresión de que se tambalean algunas de las certezas de antaño.

Por ello, la Pontificia Comisión Bíblica ha querido examinar la relación entre la Biblia y la moral, planteándose directamente la siguiente pregunta: ¿qué valor y qué significado tiene el texto inspirado para la moral, en una época como la nuestra en la que no se pueden ignorar las dificultades antes mencionadas?

En la Biblia encontramos muchas normas, mandamientos, leyes, libros de códigos, etc. Pero una lectura atenta revela que esas normas nunca están aisladas, tomadas por sí solas.
Al contrario, siempre forman parte de un contexto específico.
Puede decirse que, en la antropología bíblica, lo primordial y fundamental es la acción de Dios, que precede a la del hombre, los dones de su gracia, su invitación a la comunión: el conjunto de normas es una consecuencia, para indicar al hombre la forma adecuada de acoger el don de Dios y de vivirlo.
En la raíz de este concepto bíblico está la visión de la persona humana como creada por Dios: nunca un ser aislado, autónomo, desvinculado de todo y de todos, sino en una relación radical y esencial con Dios y con la comunidad de los hermanos.
Dios creó al hombre a su imagen: la existencia misma del hombre es el primer y fundamental don que ha recibido de Dios.
Desde una perspectiva bíblica, un discurso sobre las normas morales no puede limitarse a las normas consideradas aisladamente, sino que debe situarse siempre en el contexto de la visión bíblica de la existencia humana.

La primera parte de este documento se propone presentar esta concepción bíblica característica, en la que la antropología y la teología son mutuamente compatibles.
Siguiendo el orden canónico de la Biblia, la persona humana aparece primero como criatura a la que Dios ha dado la misma vida, después como miembro del pueblo elegido con el que Dios ha hecho una alianza especial y, finalmente, como hermano y hermana de Jesús, el Hijo de Dios venido en carne.

La segunda parte del documento destaca el hecho de que las soluciones a muchos de los problemas actuales no pueden encontrarse directamente en la Sagrada Escritura.
Sin embargo, la Biblia, aunque no ofrece soluciones prefabricadas, sí presenta criterios cuya aplicación nos ayuda a encontrar soluciones válidas para la acción humana.
Ante todo, se indican dos criterios básicos: la conformidad con la visión bíblica del ser humano y la conformidad con el ejemplo de Jesús.
A continuación se indican otros criterios específicos.
Del conjunto de la Sagrada Escritura es posible deducir al menos seis directrices para llegar a posiciones morales sólidas basadas en la revelación bíblica: 1) una apertura a las diversas culturas y, por tanto, un cierto universalismo ético (criterio de convergencia); 2) una postura firme contra los valores incompatibles (criterio de oposición); 3) un proceso de refinamiento de la conciencia moral, observable en cada uno de los dos Testamentos (criterio de progresión) ; 4) una rectificación de la tendencia a relegar las decisiones morales únicamente a la esfera subjetiva e individual (criterio de la dimensión comunitaria); 5) una apertura a un futuro absoluto del mundo y de la historia, capaz de marcar profundamente la finalidad y la motivación de la acción moral (criterio de finalidad); 6) una determinación fina, según los casos, del valor relativo o absoluto de los principios y preceptos morales (criterio de discernimiento).

Todos estos criterios, que son representativos pero no exhaustivos, están profundamente arraigados en la Biblia y su aplicación puede ayudar al creyente: el objetivo es mostrar qué puntos de la revelación bíblica pueden ayudarnos hoy en el delicado proceso del recto discernimiento moral.

2008 El nombre de Dios

Carta del Cardenal F. Arinze a las Conferencias Episcopales

28 de junio de 2008

En la liturgia, cuando aparece el Nombre de Dios, el tetragrammaton YHWH, ya no se vocaliza como «Yahvé», sino que se sustituye por «el Señor» o Dios, como ha pedido el Santo Padre desde 2001.
Los textos del Magisterio Romano se aplican a la liturgia, pero por extensión podrían aplicarse a los documentos catequéticos, pues no se trata de nombrar lo indecible.
La realidad designada por el tetragrámaton está infinitamente más allá.

En 2001, «por directiva del Santo Padre», la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos declaró: «De acuerdo con una tradición inmemorial, ya evidente en la Septuaginta, el nombre de Dios Todopoderoso, expresado en hebreo como el Tetragrammaton y traducido al latín como Dominus, debe traducirse en cada lengua vernácula por una palabra del mismo significado.

Esta directiva fue recordada el 29 de junio de 2008 en una carta a las Conferencias Episcopales y puesta en práctica en octubre de 2008 por el Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia.
Por tanto, el Tetragrámaton se traduce como «el Señor».

2008 Los orígenes de la teología occidental y las raíces de la cultura europea

Discurso del Papa Benedicto XVI al mundo de la cultura, Collège des Bernardins, París

12 de septiembre de 2008

Esta tarde me gustaría hablarte de los orígenes de la teología occidental y de las raíces de la cultura europea.
He mencionado al principio que el lugar en el que nos encontramos es emblemático.
Está vinculado a la cultura monástica.
Los jóvenes monjes han vivido aquí para conocer a fondo su vocación y vivir su misión.
¿Este lugar sigue evocando algo para nosotros, o nos encontramos en un mundo que ya no existe?
Para responder a esta pregunta, debemos reflexionar un momento sobre la naturaleza misma del monacato occidental.
¿De qué se trataba?
Si consideramos los frutos históricos del monacato, podemos decir que durante la gran división cultural, provocada por la migración de los pueblos y la formación de nuevos órdenes estatales, los monasterios fueron lugares donde sobrevivieron los tesoros de la cultura antigua y donde, aprovechándolos, se fue formando una nueva cultura.
¿Cómo ocurrió esto?
¿Qué motivaba a las personas que se reunían en estos lugares?
¿Qué querían?
¿Cómo vivían?

2008 El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana

Comisión Pontificia Bíblica

En su trabajo, la Comisión Bíblica no podía ignorar nuestro contexto actual, en el que la conmoción de la Shoah ha puesto toda la cuestión bajo una luz diferente. Han surgido dos problemas principales: ¿pueden los cristianos, después de todo lo ocurrido, seguir reivindicando tranquilamente ser herederos legítimos de la Biblia de Israel? ¿Tienen derecho a seguir proponiendo una interpretación cristiana de esta Biblia o no deberían más bien renunciar respetuosa y humildemente a una pretensión que, a la luz de lo ocurrido, debe parecer una usurpación? La segunda pregunta está relacionada con la primera: ¿la forma en que el propio Nuevo Testamento presenta a los judíos y al pueblo judío no ha contribuido a crear hostilidad contra el pueblo judío, lo que dio apoyo a la ideología de quienes querían aniquilar a Israel? La Comisión se planteó estas dos preguntas. Está claro que un rechazo del Antiguo Testamento por parte de los cristianos no sólo aboliría, como ya se ha indicado, el propio cristianismo, sino que tampoco favorecería una relación positiva entre cristianos y judíos, pues perderían precisamente ese fundamento común. Pero lo que debe resultar de lo ocurrido es un nuevo respeto por la interpretación judía del Antiguo Testamento. A este respecto, el Documento dice dos cosas. En primer lugar, afirma que «la lectura judía de la Biblia es una lectura posible que está en continuidad con las Sagradas Escrituras judías de la época del Segundo Templo, una lectura análoga a la lectura cristiana que se desarrolló paralelamente» (nº 22). Añade que los cristianos pueden aprender mucho de la exégesis judía, que se practica desde hace más de 2000 años; a cambio, los cristianos pueden esperar que los judíos se beneficien de la investigación de la exégesis cristiana (ibid.). Creo que estos análisis serán de gran utilidad para la continuación del diálogo judeo-cristiano, así como para la formación interna de la autoconciencia cristiana.

La cuestión de la forma en que se presenta a los judíos en el Nuevo Testamento se trata en la última parte del Documento, donde se aclaran cuidadosamente los textos «antijudíos». Aquí sólo quisiera subrayar un aspecto que me parece especialmente importante. El Documento muestra que los reproches dirigidos a los judíos en el Nuevo Testamento no son ni más frecuentes ni más virulentos que las acusaciones contra Israel en la Ley y los profetas, es decir, dentro del propio Antiguo Testamento (nº 87). Pertenecen al lenguaje profético del Antiguo Testamento y, por tanto, deben interpretarse como los oráculos de los profetas: advierten contra los errores contemporáneos, pero siempre son esencialmente temporales y siempre apuntan a nuevas posibilidades de salvación.

1997 El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana

Discurso del Papa Juan Pablo II a la Pontificia Comisión Bíblica

11 de abril de 1997

El misterio de Cristo no puede expresarse plenamente sin recurrir al Antiguo Testamento. La identidad humana de Jesús se define por su vínculo con el pueblo de Israel, con la dinastía de David y la descendencia de Abraham. Y no es sólo una cuestión de pertenencia física. Al participar en las celebraciones de la sinagoga, donde se leían y comentaban los textos del Antiguo Testamento, Jesús también tomó conciencia humana de esos textos, alimentó con ellos su mente y su corazón, los utilizó en su oración y se inspiró en ellos en su comportamiento.

Se convirtió así en un auténtico hijo de Israel, profundamente enraizado en la larga historia de su pueblo. Cuando empezó a predicar y enseñar, recurrió abundantemente al tesoro de las Escrituras, enriqueciéndolo con nuevas inspiraciones e iniciativas inesperadas. Éstas, hay que señalarlo, no pretendían abolir la antigua revelación, sino, al contrario, llevarla a su perfecto cumplimiento.

1997 La interpretación de la Biblia en la Iglesia

Comisión Pontificia Bíblica

El descubrimiento de los manuscritos de Qumrán arrojó nueva luz sobre un gran número de problemas bíblicos y abrió nuevos campos de investigación.
Desde entonces, se han hecho muchos descubrimientos y se han desarrollado nuevos métodos de investigación y análisis.
Este cambio en la situación ha hecho necesario reexaminar los problemas.
La Pontificia Comisión Bíblica ha asumido esta tarea y presenta hoy el fruto de su trabajo, titulado «La interpretación de la Biblia en la Iglesia».

Lo que te llamará la atención a primera vista de este documento es la amplitud de miras con la que está concebido.
Se examinan los métodos, enfoques y lecturas que se practican en la exégesis actual y, a pesar de algunas reservas que a veces son serias y deben expresarse, se acepta que en casi todos ellos hay elementos válidos para una interpretación integral del texto bíblico.

La exégesis católica no tiene un método propio y exclusivo de interpretación, sino que, partiendo de la base histórico-crítica, libre de presupuestos filosóficos o de otro tipo contrarios a la verdad de nuestra fe, se sirve de todos los métodos actuales, buscando en cada uno la «semilla de la Palabra».

Otra característica de esta síntesis es su equilibrio y moderación.
En su interpretación de la Biblia, sabe armonizar la diacronía y la sincronía, reconociendo que ambas se complementan y son esenciales para sacar a la luz toda la verdad del texto y satisfacer las legítimas exigencias del lector moderno.

Y lo que es más importante, la exégesis católica no se centra únicamente en los aspectos humanos de la revelación bíblica, lo que a veces es culpa del método histórico-crítico, ni tampoco sólo en los aspectos divinos, como querría el fundamentalismo; se esfuerza por sacar a la luz ambos, unidos en la «condescendencia» divina que sustenta toda la Escritura.

Por último, este documento subraya el hecho de que la Palabra activa de la Biblia se dirige universalmente, en el tiempo y en el espacio, a toda la humanidad. Si «las palabras de Dios… se han asemejado al lenguaje humano», es para que puedan ser escuchadas por todos. No deben permanecer distantes, «más allá de tus medios o fuera de tu alcance… Porque la Palabra está muy cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica». Ésta es la finalidad de la interpretación bíblica. Si la tarea primordial de la exégesis es alcanzar el sentido auténtico del texto sagrado, o incluso sus diferentes significados, luego debe comunicar este sentido al destinatario de la Sagrada Escritura, que es, si es posible, toda persona humana.

1993 Centenario de la encíclica Providentissimus Deus y cincuentenario de la encíclica Divino Afflante Spiritu

Discurso del Papa Juan Pablo II

23 de abril de 1993

La Biblia ha ejercido su influencia a lo largo de los siglos.
Un proceso constante de actualización adapta la interpretación a la mentalidad y el lenguaje contemporáneos.
La concreción e inmediatez del lenguaje de la Biblia facilita mucho esta adaptación, pero su arraigo en una cultura antigua causa muchas dificultades.
Por tanto, es necesario volver a traducir constantemente el pensamiento bíblico al lenguaje contemporáneo, para que se exprese de forma adaptada a los oyentes.
Sin embargo, esta traducción debe ser fiel al original, y no puede forzar los textos para acomodarlos a una lectura o enfoque en boga en un momento dado.
Debe mostrar todo el brillo de la palabra de Dios, aunque esté «expresada con palabras humanas».

Hoy en día, la Biblia se distribuye en todos los continentes y en todas las naciones. Pero para que tenga un efecto profundo, debe ser inculturada según el genio específico de cada pueblo. Tal vez a las naciones menos afectadas por las desviaciones de la civilización occidental moderna les resulte más fácil comprender el mensaje bíblico que a las que ya son insensibles a la acción de la Palabra de Dios a causa de la secularización y los excesos de la desmitologización.

En nuestro tiempo, es necesario un gran esfuerzo, no sólo por parte de los eruditos y predicadores, sino también por parte de los divulgadores del pensamiento bíblico: deben utilizar todos los medios posibles -y hoy en día hay muchos- para que se reconozca ampliamente el alcance universal del mensaje bíblico y para que su eficacia salvadora pueda verse en todas partes.

1979 La relación entre cultura y Revelación en los estudios bíblicos

Discurso del Papa Juan Pablo II a la Pontificia Comisión Bíblica

26 de abril de 1979

Las distintas culturas son capaces de ser vehículos de la Palabra de Dios, porque en ellas se inserta algo muy positivo, que es ya una presencia germinal del Logos divino. Del mismo modo, el anuncio de la Iglesia hoy no teme servirse de las expresiones culturales contemporáneas: de este modo, por una cierta analogía con la humanidad de Cristo, están llamadas, por así decir, a participar de la dignidad del mismo Verbo divino. Sin embargo, también se pone de manifiesto el carácter puramente instrumental de las culturas, que están sujetas a grandes cambios bajo la influencia de una evolución histórica muy marcada. Aclarar la relación entre las variaciones de la cultura y la constancia de la revelación es precisamente la ardua pero estimulante tarea de los estudios bíblicos y de toda la vida de la Iglesia.

1965 Dei Verbum

Constitución Dogmática sobre la Revelación Divina

Tres factores han contribuido al desarrollo de una Constitución sobre la Revelación.
El primero ha sido una nueva comprensión del fenómeno de la Tradición que, por diversas razones, se ha ido desarrollando gradualmente a lo largo del último siglo…..
El segundo factor decisivo en la elaboración de esta Constitución está relacionado con la aplicación del método histórico-crítico en la exégesis y las repercusiones teológicas de esta práctica….
El tercer factor decisivo es el más positivo: tiene que ver con el movimiento bíblico que, desde principios de siglo, no ha cesado de crecer, suscitando en gran parte del mundo católico una nueva actitud hacia la Sagrada Escritura, y con ella un mejor conocimiento y un recurso cada vez más decidido a sus enseñanzas en los campos de la teología y de la piedad.
Como ya había sucedido con el movimiento litúrgico, en los decenios anteriores al Concilio surgió una nueva realidad espiritual, que el Concilio no tuvo más que recoger, profundizar y extender a toda la Iglesia (en la medida en que esto estaba dentro de las atribuciones de un Concilio).

LA CONSTITUCIÓN DEI VERBUM

I. La naturaleza de la revelación

La Revelación no se centra en la manifestación de «algo» -una serie de verdades-, sino de «Alguien» que se manifiesta para entrar en comunión con la humanidad.

El capítulo explica la preocupación de Dios que, a lo largo de los siglos, ha preparado el camino para el Evangelio. Así se nos ha revelado desde nuestros primeros padres hasta la etapa final, cuando nos habló por medio del Hijo. Por consiguiente, ya no tenemos que esperar a otra Revelación pública antes de la manifestación gloriosa de Jesucristo. Él es el mediador y la plenitud de toda la Revelación.

Dios se revela para salvar al hombre, para hacerle partícipe de su amistad y de su compañía. Éste es el sentido del Apocalipsis.

II. la transmisión de la Revelación divina

Dios quiso que lo que había revelado se transmitiera íntegramente para siempre. Por eso ordenó a los apóstoles que predicaran el Evangelio a todos los hombres. Este capítulo explica, en primer lugar, qué es la Tradición y, a continuación, analiza su relación con la Sagrada Escritura. También destaca el carácter único del depósito de la Revelación en sus dos formas: la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura, que juntas constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios.

También se refiere al Magisterio de la Iglesia, que, según explica, no está por encima de la revelación, sino que tiene la función de interpretar con autoridad la palabra de Dios, ya sea oral o escrita. Así, la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia están unidos y vinculados, de modo que ninguno puede existir sin los otros.

III. La inspiración divina y la interpretación de la Sagrada Escritura

La Dei Verbum insiste en que la acción del Espíritu Santo ha obrado a través de los autores humanos para que se escriba todo y sólo lo que Dios quería.

Dios, en su admirable condescendencia, habla en la Escritura a través de los hombres y en lenguaje humano, y corresponde al intérprete de la Escritura estudiar cuidadosamente lo que los autores quisieron decir y lo que Dios quiso dar a conocer a través de esas palabras. Para aclarar estos conceptos, el tercer capítulo explorará este doble esfuerzo de comprensión que la Iglesia debe realizar para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado.

IV. El Antiguo Testamento

Este cuarto capítulo traza el proceso histórico, contenido en el Antiguo Testamento, mediante el cual Dios prepara la salvación de la humanidad. También afirma la importancia del Antiguo Testamento porque contiene enseñanzas sublimes sobre Dios, tesoros de oración y el misterio de nuestra salvación. Por último, aborda la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, defendiendo la unidad entre ambos.

V. El Nuevo Testamento

La Palabra de Dios se encuentra en el Nuevo Testamento que, además de los cuatro Evangelios, incluye las cartas de Pablo y otros escritos apostólicos inspirados por el Espíritu Santo. Este quinto capítulo comienza declarando la excelencia del Nuevo Testamento, con especial referencia a los cuatro Evangelios.

A continuación defiende resueltamente la historicidad de los Evangelios: «La Santa Madre Iglesia ha defendido siempre y en todas partes con firmeza y la mayor constancia que los cuatro Evangelios mencionados, cuya historicidad afirma sin lugar a dudas, relatan fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para su salvación eterna hasta el día de su ascensión».

VI. La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia

El sexto y último capítulo comienza recordando la veneración que la Iglesia siempre ha tenido por la Sagrada Escritura y la importancia de conservar traducciones exactas. A este respecto, aprueba la traducción del Antiguo Testamento conocida como de los Setenta, al tiempo que honra las demás traducciones orientales y latinas, incluida la Vulgata.

A continuación trata de los deberes de los exégetas y teólogos en el estudio y explicación de la Sagrada Escritura, y concluye exhortando a todos los fieles, especialmente al clero, a leer asiduamente la Escritura, porque «ignorar la Escritura es ignorar a Cristo».

1943 Divino Afflante Spiritu

Carta encíclica del Papa Pío XII

Divino afflante Spiritu se ocupa de defender la interpretación católica contra los ataques que se oponen al uso de la ciencia por los exégetas y quieren imponer una interpretación no científica, llamada «espiritual», de las Sagradas Escrituras.

Divino afflante Spiritu se publicó poco después de una polémica, sobre todo en Italia, contra el estudio científico de la Biblia.
Había circulado ampliamente un panfleto anónimo que advertía contra lo que describía como «un gravísimo peligro para la Iglesia y para las almas: el sistema crítico-científico en el estudio y la interpretación de la Sagrada Escritura, con sus desviaciones y aberraciones desastrosas».

En Divino afflante Spiritu, el Papa Pío XII constató la fecundidad de las directrices dadas por la Providentissimus Deus: «Gracias a un mejor conocimiento de las lenguas bíblicas y de todo lo que concierne a Oriente, … un buen número de las cuestiones planteadas en tiempos de León XIII contra la autenticidad, la antigüedad, la integridad y el valor histórico de los Libros Santos… están hoy desentrañadas y resueltas».
El trabajo de los exégetas católicos, «que han utilizado correctamente las armas intelectuales empleadas por sus adversarios», había dado sus frutos.
Y precisamente por eso, Divino afflante Spiritu se preocupa menos que Providentissimus Deus de combatir las posiciones de la exégesis racionalista.

[14]Divino afflante Spiritu recomendaba especialmente que los exégetas estudiaran los géneros literarios utilizados en los Libros Sagrados, llegando a decir que la exégesis católica debe «adquirir la convicción de que esta parte de su tarea no puede descuidarse sin grave daño para la exégesis católica» . Esta recomendación se basa en la preocupación por comprender el sentido de los textos con la mayor exactitud y precisión posibles, y por tanto en su contexto histórico cultural. Una falsa idea de Dios y de la Encarnación empuja a cierto número de cristianos en la dirección opuesta. Tienden a creer que, siendo Dios el Ser absoluto, cada una de sus palabras tiene un valor absoluto, independiente de todos los condicionamientos del lenguaje humano. Según ellos, no hay por tanto necesidad de estudiar este condicionamiento para hacer distinciones que relativizarían el significado de las palabras. Pero esto es engañarse y negar, en realidad, los misterios de la inspiración escrituraria y de la Encarnación, aferrándose a una falsa noción de lo Absoluto. El Dios de la Biblia no es un Ser absoluto que, aplastando todo lo que toca, eliminaría todas las diferencias y matices. Es, por el contrario, el Dios Creador, que creó la asombrosa variedad de seres «cada uno según su especie», como dice una y otra vez el relato del Génesis. Lejos de destruir las diferencias, Dios las respeta y valora. Cuando se expresa en el lenguaje humano, no da a cada expresión un valor uniforme, sino que utiliza los matices posibles con extrema flexibilidad y acepta también sus limitaciones. ¡Esto es lo que hace que la tarea de los exégetas sea tan compleja, tan necesaria y tan apasionante! No se puede descuidar ninguno de los aspectos humanos del lenguaje. Los recientes avances en la investigación lingüística, literaria y hermenéutica han llevado a la exégesis bíblica a añadir muchos otros puntos de vista (retórico, narrativo, estructuralista) al estudio de los géneros literarios; también se ha pedido la contribución de otras ciencias humanas, como la psicología y la sociología.